Un representante de un distribuidor de armazones estaba relatando acerca de lo que le había pasado con su hijo Panchito.
Panchito se quejaba que veía borroso la televisión y el pizarrón. Lo llevaron a revisión con una persona de bata blanca en un consultorio y óptica en la calle de Madero en un tercer piso. Le dieron anteojos a Panchito.
En unas semanas regresaron al consultorio-óptica ya que Panchito tenía varios problemas.
Uno de los lentes estaba rayado y le recomendaron limarlo en su casa "con eso se quitan las rayas".
Panchito seguía viendo borroso la televisión y el pizarrón así que la recomendación fué que "se acercara para ver mejor la television", "que le pidiera al maestro que lo cambiara a un pupitre más cercano".
Pobre Panchito la persona que le hizo el examen nunca explico que problema tenía en los ojos y por lo que se ve esos anteojos no ayudan mucho. Obviamente esta persona no esta preparada para atenderlo.